El Sueño

Hamaca realizada con avisos clasificados de la seccion trabajo, de el diario el pais, fotos del horizonte del rio de la plata, y del mar caribe.

Escritos y dibujos del proceso de trabajo.

dimensiones variables.

2017.

 

TEXTO REFERENCIAL:

«Cuando me decomisaron mis tomates que valían unos US$ 2.000 decidí que no iba a trabajar más, que me iba a ir costase lo que costase. Hicimos una lancha con unos amigos, nos tiramos al agua pero nos agarraron los estadounidenses y nos deportaron de nuevo a Cuba. Entonces fuimos para la Guayana francesa, y de ahí a Brasil, y de ahí a Uruguay, donde tenía a un amigo, su cuñado estaba acá hacía dos años y no le iba mal. Él estaba hacía ocho meses acá y todos están mucho mejor que en Cuba. Empecé haciendo changas, trabajando todos los días que se podía. Trabajaba tres o cuatro días a la semana».*

En los últimos años se ha elevado el número de inmigrantes que han llegado desde Cuba, Dominicana, Venezuela, y tantos otros lugares. Uruguay se ha vuelto, como en la primera mitad del siglo pasado, un país de inmigración.

En el Caribe, desde donde salen la mayoría de estos inmigrantes contemporáneos, las hamacas “paraguayas” (como las llamamos en Uruguay) tienen un lugar muy importante en el corazón de la gente, y hasta en las casas más humildes existen ganchos en las paredes para colgarlas. El origen de la hamaca yace en los indios de América central y del sur. Los nativos sabían desde un principio lo que tenían cuando la designaban como «la cuna de los dioses». Y su uso se expandió alrededor del mundo por las empresas comerciales del siglo XVI, y han sido utilizadas desde entonces por los marineros en los barcos; ya que la hamaca se mueve al ritmo del navío y el durmiente no corre el riesgo de ser arrojado al suelo.

La hamaca como metáfora de la migración, del desplazamiento, del buscar una tierra que te sostenga, como lo hace una hamaca; que te acurruque, que te contenga en una posición fetal, una madre tierra que te brinde la posibilidad de un sueño “americano”. Una alegoría de “el moverse”, o en un barco, o de un lugar a otro, el mecerse, y el dormir, el sueño.

El diario, de la sección trabajo, es el mismo que miran parados, un grupo de personas, en su mayoría inmigrantes, frente a los vidrios del edificio del diario EL PAIS. En el diario el sueño de conseguir un trabajo que los sustente, y el poder mejorar desde lo económico. Salir de la pobreza económica, y las oportunidades, ambas, causas de la migración. El papel de diario, expone la fragilidad, las situaciones de delicadeza y vulnerabilidad a las que se enfrentan la gran mayoría de los migrantes.

Las fotos muestran el Rio de la Plata, testigo de los movimientos migratorios, desde los procedentes de Europa en la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, hasta los actuales, testigo también de los cambios y los sueños. Y el mar caribe, testigo también de las migraciones actuales, y del peligro y la vulnerabilidad.

Un mismo horizonte, y diferentes formas de concebir, el sueño.

*Diario el Observador, entrevista en nota, Abril 2018

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